jueves, 28 de abril de 2011

POEMA III

-->






Como el sol en invierno y la nieve en verano,
aquel amor nació ya condenado a no durar.
Se deshojó como la flor de un sueño.
Sudario de silencio, caracola sin mar, cielo sin luna,
lápida con dos nombres bajo la que reposan
dos vidas rotas por el mismo hachazo.
No pudo ser, no fue, ni será nunca 
lo que ella y yo soñamos.
No nos separa el mar sino el abismo
del no poder ser ya nosotros mismos:
Murió el amor, nosotros lo matamos.


miércoles, 27 de abril de 2011

SIN MAS










Ya sólo soy recuerdo de un recuerdo.
La sombra de una sombra.
Tus palabras vacías.



FINAL Y COMIENZO


































El horizonte atrapa mis pupilas en su promesa azul,


Y un viento de esperanza de nuevo hincha las velas de mi
vida.


El futuro me pone una página en blanco entre las manos,


Pero antes de escribir en ella, exige, cerrar a cal y canto
la memoria.


Sé lo que dejo atrás, lo sé y lo añoro.


Será la última vez que lo recuerde antes de hundir mi daga
en su costado.


Quién asesina al sueño, no volverá a soñar.  







martes, 26 de abril de 2011

SIN PAISAJE













Uno se va quedando sin paisajes
Yacen en mi memoria.
Oscuros fotogramas, luminosos antaño,
Que se van apagando con los años,
Como los fríos neones de una noria
Que dejó de girar, que ya no tiene
Razón para existir, y ofrece al viento,
Su grotesca estructura de herrumbre y de silencio.
Un hombre sin paisaje no es un hombre.
Clavado por adioses en el tiempo,
Cansado de vivir, cuando la vida
Sabes a ciencia cierta que no es esto.
Ahora que los senderos se bifurcan,
Y preciso elegir por donde quiero
Seguir andando hacía ninguna parte,
Con mi carga de dudas y recuerdos.
Soy sólo un reincidente en el olvido
De quienes me han borrado de su tiempo.



lunes, 25 de abril de 2011

AZAR Y SUEÑO
















La mariposa va de rosa en rosa,
Vuela y liba al azar.
La araña teje su sedosa tela
Soñando en almorzar.
Azar y sueño siempre van unidos,
Por eso no es casual,
Que ambas coincidan
Dentro de unas horas.
Lo que pase, da igual.



sábado, 23 de abril de 2011

REGRESO AL MAR













¿Qué te impide esta tarde adentrarte en la estela dorada de las aguas
Y buscar las respuestas en su salado lecho fuente de toda vida?
Más que seguir andando por senderos agrestes,
De irte dejando el alma en cada despedida,
Quizá mejor mecerse y acunarse en los brazos
Del que alegró tu infancia con caricias de espuma
Y aún susurra tu nombre cuando te ve en la orilla,
Porque te reconoce, porque entiende tu pena,
Y sabe que tus lágrimas son parte de su esencia,
y lo mismo que antaño las acoge,  conciente,
De que el hijo devuelve lo que el padre le ha dado.
¿Por qué cuando el insomnio se adueña de tus noches,
No aceptas el gran sueño que te ofrecen las aguas,
Y dejas que en su lecho se disuelvan los nombres,
las ilusiones rotas, las vanas esperanzas?
Escucha  a las sirenas que desde lo profundo,
igual que antaño a Ulises, con dulzura te llaman.


miércoles, 20 de abril de 2011

PUERTAS QUE SE CIERRAN





































Metáforas de puertas


Que se abren y se cierran


O quedan entornadas


En ese claro oscuro


En el que luz y sombra


Conviven sin dañarse


Los dedos de la brisa


Traen del jardín aromas


Para que las palabras los envasen


Mientras Chopin enmarca


Mis últimos recuerdos


Antes de que el olvido


Los cuelgue en sus salones


¿Esto es la paz? Pregunto


¿Esto es vivir tranquilo


Sin que nadie me espere


Sin esperar a nadie?


Y el tiempo con su lluvia


De minutos helados


Me va calando el alma


Pendiente de esa puerta


A punto de cerrarse




martes, 19 de abril de 2011

LA TORRE DE MARFIL







































Esta es mi torre de marfil


El viento flamea las banderas


De la desesperanza


De ese mañana incierto


Que ya no aguarda


Y se me viene encima


Como un tigre impaciente


Ahora que no estás tú


Para envolverme


En las alas del sueño


Que he gastado


Mi penúltima lagrima


Y la noche me observa


Con ojos retadores


Desde sus frías almenas


Te contemplo distante


Mientras bebo el silencio


Lentamente se apagan


Los recuerdos.




martes, 12 de abril de 2011

LA LLUVIA














No existe mayor placer
Para mi, que el ver la lluvia
Sobre el asfalto caer.
Y en ese charol brillante
Cada charco es una historia,
Cada gota es importante.
Lástima desconocer
El frio lenguaje del agua.
Bajar y subir de nuevo
En un trasiego constante
De vapor, de agua, de hielo.
Lo que tiene que aprender
Recorriendo tierra y cielo.






SIN PRISAS












Soy y me siento viejo,
No porque me lo digan los espejos,
Sino por la sospecha
De que siempre lo fui.
Ahora lo acepto.

Como mi única amante,
-La de siempre-,
No repara en edades ni cansancios,
Puedo seguir fingiendo
La juventud de antaño,
Pero es el corazón
Y no los años, el que dicta la edad.

Para entendernos:
Las ilusiones rotas, las promesas
Que jamás se cumplieron,
El fracaso,
El “puede ser” cuando no será nunca,
Los “para siempre”,
Y “más que a nadie” en vano,
Nos arrugan el alma tan temprano,
Nos empobrecen tanto la sonrisa,
Que, para qué engañarse,
Uno está viejo,
Y apetece morirse,
aunque… sin prisas.

EL TELEFONO










Enmudeció el teléfono.
Lo miro y se ve ausente,
Como si presintiera que nadie lo va a usar,
Que está de sobra.
Antes fue intermediario, mensajero, poeta.
Hasta florista, a veces, con sus flores virtuales.
Hoy es un trasto inútil,
Un cómplice forzoso del silencio.
En su fría memoria conserva los mensajes,
Los textos que demuestran que todo no fue un sueño.
Pero también recuerda reproches, despedidas,
Que no grabó, prudente, por no herir a su dueño.
A veces se equivoca, o nos equivocamos,
Al marcar ese número que tanto nos importa,
Pero rectificar a tiempo, ya se sabe,
Es la mayor victoria posible… en la derrota.

  

lunes, 11 de abril de 2011

DUDAS




























Vamos a hablar en serio,


Señor, no te conozco.


Pero lo que me importa


Es si Tú me conoces;


Porque son tantos años


Los que llevo dudando,


Que ya no estoy seguro


Ni de mis propias dudas.





En ocasiones siento


Como si te acercaras,


Percibo tu presencia


En las cosas sencillas,


En esa flor que nace


Al borde del asfalto,


En las gotas de lluvia,


En la risa rebelde


Del niño que regresa


Alegre de la escuela.





Te juro que quisiera


No hacerme más preguntas.


No pensar en la angustia


De la madre africana


Que ve morir sus hijos


Cegados por el hambre.


No recordar el napalm,


Ni los hongos ardientes.


Olvidar la tortura,


las mujeres violadas.





Pero me diste ojos,


Oídos y conciencia


-Si debo dar por cierto,


Señor, que me creaste-,


De modo que no entiendo


La bondad que predicas.


Permites a los lobos


Devorar tu rebaño.


No te imploro milagros,


Pero exijo justicia.


Si no está de tu mano


Salvar al inocente,


Al menos, no nos dejes


caer en la mentira.





No te entiendo Señor,


Y no concibo que sea tu voluntad


La que nos hacen


Cumplir a sangre y fuego.


No me perdones pues


Mi irreverencia,


Como no te perdono


Que me ignores,


Negándome la paz


Que ellos me quitan.










DESTIERRO

</b>









Al evocar tu nombre me maldigo
Por recordarte tanto y de tal modo
Que se me hace pequeña la memoria.
Sólo sé que aún te quiero, y no lo digo
Por revivir el fuego ya extinguido
ni por justificar nuevos fracasos;
El corazón lo tengo hoy tan vacío
Que ni siquiera tú podrías llenarlo. 

Pero quizá buscando explicaciones,
Desmadejando el tiempo, halle la hora,
Y en esa hora el instante, la palabra, 
La mirada o el gesto que me indique
Con una exactitud devastadora,
Por qué me desterraste de tus brazos,
Por qué me condenaste a otras mujeres;
Tal vez en ese instante, liberado
De dudas y de sombras empezara a olvidarte.

MURIO EL ARBOL











































Murió el árbol.


Implacables los años


Como crueles termitas


Lo fueron devorando,


Minaron su estructura,


Y al fin cayó sin más


Sobre la acera.





Sólo al verlo caer


Nos dimos cuenta


Que siempre estuvo allí,


Como una antorcha


Cautivo entre el asfalto


Y el cemento,


Solitario, sin nidos,


Mirándonos pasar


Bajo el verde suspiro 


De sus hojas.





Nadie jamás


Le agradeció su sombra.


La indiferencia mata.


Murió el árbol.







BABIECA










El sol tiñe de rojo el horizonte,
Se reflejan sus brazos en las armas.
El lúgubre silencio se pasea
Con sudario de niebla por la plaza. 
Gime doliente la pesada puerta;
Vida y muerte se funden 
En el oscuro umbral
En el que se concentran las miradas.
Brota un ¡oh! de sorpresa en mil gargantas,
Resecas por el miedo, al ver la estampa
Del Campeador a lomos de Babieca. 
Relincha inquieto el animal y aguarda,
Impaciente, la orden.
Lleva flojas las riendas.
Observa en la llanura al enemigo
Que apresta contra él sus fieras lanzas,
Pero no reconoce entre las voces,
La voz que lo motiva, que lo inflama.
En los flancos no siente las espuelas
Ni en el cuello la enérgica palmada.
Se hace eterna la espera, todos callan.
Y de pronto comprende que está solo,
Que nadie va a guiarlo en la batalla, 
Y se lanza, furioso y desbocado,
En un veloz galope hacía la nada. 


ESPERANZA











Un año más florecen los almendros;
De nieve vegetal cubren sus ramas.
Ilusiones regresan como abejas 
A la vieja colmena que me late en el pecho.
Escucho al ruiseñor enamorado... 
¡No todo está perdido!



QUE CULPA TIENE UNO








Qué culpa tiene uno si el otoño es tan crudo
Y la tristeza aguarda paciente en el portal cuando regresa.
Qué culpa tiene uno de que a veces las canas
Sean el blanco laurel con el que premia el tiempo a los vencidos.
Qué culpa tiene uno de que ya las mujeres,
Generosas y tiernas, le miren sólo el alma;
De no encender más fuego que el de la chimenea;
De que hayan caducado las excusas al uso.
Qué culpa tiene uno de ser el del espejo
Y de que las neuronas le bailen en los sesos.
Qué culpa tiene uno de haber nacido tarde;
De que los hospitales
Le priven de acabar con la dignidad intacta.
Qué culpa tiene uno de que antes de morirse
No le llamen al móvil
Y aparezca en pantalla el número de Dios.